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COSAS PROHIBIDAS

CURADORIA

 

STEFANNIA DORIA 

DÁLIA ROSENTHAL Y OSCAR LEONE

Esta propuesta de lo prohibido, surge a partir de cuestionamientos sobre los arquetipos establecidos en territorios latinoamericanos desde la conquista. De acuerdo a eso, el preguntarse acerca de una identidad natural, emocional, religiosa, mística, hasta tribal; aparece un concepto diferente con respecto a la esencia de nuestro ser siendo hijos de territorios colonizados. ¿Qué códigos existían para los nativos, antes de asumir el rol de receptores de información?

Como respuesta, se plantea lo prohibido como escenario de encuentro, en donde la historia se convierte en un entre geografías distantes en este caso lo son el Recóncavo Bahiano en Brasil, pasando por la amazonia hasta llegar al Caribe colombiano, las cuales están culturalmente relacionadas; al mismo tiempo se hace una revisión visual de las pulsiones en las que la ancestralidad se manifiesta en el hombre como parte de su ADN, pasando de la muerte a la vida entre generaciones que sienten la necesidad de indagar ciertos comportamientos, adquiridos silenciosamente a modo información vetada para ellas.

Por una parte, haciendo uso del recorrido y el reconocimiento, Oscar Leonecuestiona la relación naturaleza-hombre, asumiendo lo natural no a modo de una “cosa” inanimada, sino como un ente vivo con quien que debemos convivir de forma respetuosa. Así, la acción del artista y el cuerpo hacen contraste con el medio natural, procurando acentuar las diferencias, tomando como lenguaje el movimiento que lleva un rumbo cargado de signos que alimentan la imagen.

Del recorrido se pasa a la memoria y a un momento en donde el transcurrir modifica el paisaje, lo llena de cargas dolorosas y ruinas, que se han ido acumulando por distintos episodios violentos en los cuales “hemos perdido nuestra conexión con la realidad.

Nos encontramos en un planeta devastado en el que nada es santo, nada es sagrado” (Thomas Berry, “The World of Wonder. Spiritual Ecology”). Entonces, lo que ha sido cambio para el hombre, ha sido daño para el paisaje y el espíritu.

Dentro de esa ancestralidad natural refundida, lo femenino acude como traductor de su mensaje sagrado; sin embargo los modos y rituales ofrecidos por la mujer fueron invisibilizados, alejándolas de su rol como portavoces autorizadas de la misma naturaleza sorda y muda (Philippe Descola, “Más allá de la naturaleza y la cultura”).

Entonces, dentro de la separación de madre naturaleza, hijo humano, la figura femenina pasa de sabia a “bruja” y sus conocimientos son desajustados por el ímpetu masculino y su afán por estandarizar los procesos. Con la idea de abrir el dialogo ante esta sabiduría, Dália Rosenthal establece un punto de conexión con esta a partir de la paradoja de la desaparición. Más que un dialogo es una experiencia sensorial entre formulas y brebajes místicos de la botánica que por siglos curaron el cuerpo y el alma de la humanidad.

Igualmente, la artista remueve entre el objeto y la interacción, las conexiones y nexos espirituales que trascienden en medio del afán por la uniformidad religiosa y el irrespeto por la diferencia; este acercamiento solo se logra por medio de las voces de comunidades que resistieron a episodios como la Inquisición, demostrando que la memoria de la identidad persiste ante los intentos de borrar su existencia.

Las reflexiones de este proyecto, buscan revolver entre el modelo de humanidad establecido, para dejar al descubierto las raíces comprendiendo que “los unos como los otros tienen entonces una visión integralmente cultural de su medioambiente [...] el mundo que aprehenden se les aparece diferente en razón de sus respectivas materialidades corporales” (Descola).

Stefannia Doria

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